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Moros 

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Spanish Transcription 

Constumbres y usos de moros de las Philipinas yslas del poniente

Los que llaman moros en las yslas del poniente no es porque sean moros ni guarden los rictos ni ceremonias de Mahoma; porque no lo son ni tienen ninguna cossa de moro sino sólo el nombre. Sino porque luego que aquí lle- gamos los españoles nos pareçió que eran 

 

/42/ moros y que tenían algunos rictos de Mahoma porque hallaron dello munchas muestras entre ellos, a causa que venían a estas yslas los naturales de la ysla de Borney a tratar y contratar. Y éstos de Borney son moros como los de Berbería y guardan la secta de Mahoma la qual comenzaban a enseñar a los de las Philipinas y así comenzaban a tener algunas cosas della como era el retajarse y no comer carne de puerco y otras cosillas de la ley de Mahoma. De esta suerte y de aquí se les vino a poner el nombre de moros que tienen; mas ellos son realmente gentiles y tienen casi las mismas constumbres y modos de vivir que los bisayas, aunque en lo de la criaçión del mundo y de los hombres lo sienten de otra manera que ellos porque tienen muncha más lumbre de razón Natural y más vivos y sutiles yngenios; y así rigen sus cosas por mejor orden y concierto que no los bisayas y porque todo lo digamos pasa de esta manera. Tienen los moros de las Philipinas que el mundo, tierra y cielo y todas las demás cosas que en ellos hay fueron creadas y hechas por un dios tan solamente al qual dios llaman en su lengua Bachtala napal nanca calgna salahat que quiere decir dios creador y conservador de todas las cosas, y por otro nombre le llaman Mulayri. Dicen que éste su dios está en el aire antes que hubiese çielo ni tierra ni las demás cosas y que fue ab eterno y no hecho ni creado de nadie ni por nadie y que él solo hizo y creó todo lo que hemos dicho por sola su voluntad queriendo hacer una cosa tan hermosa como es el çielo y la

 

/42v/ tierra y que hizo y creó de la tierra un hombre y una mujer de los quales desçienden y vienen todos los hombres y generaçiones dellos que hay en el mundo. Y dicen más que quando sus antepasados tuvieron noticia de este dios que es el que ellos tienen por el más prinçipal que fue por unos hombres profetas cuyos nombres no saben decir porque como no tienen escriptura que se lo enseñe se han olvidado de los nombres propios de estos profetas, mas lo que dellos saben es que en su lengua les llaman Tagapag basa nansulatana dios que quiere decir declaradores de los escriptos de dios; por los quales supieron de éste su dios diciéndoles lo que hemos dicho de la criaçión del mundo y de los hombres y de lo demás de éste. Pues adoran y reverençian en sus entendimientos y en ciertas juntas que hacen en sus casas porque no tienen templos para esto ni los aconstumbran; donde hacen unos convites y borracheras, donde comen y beben muy espléndidamente teniendo presentes a esto unas personas a quien en su lengua llaman Catolonas que son como sacerdoctes y de éstos hay hombres y mujeres. Lo que dicen que hacen es decir ciertas oraciones o palabras secretas con alguna ofrenda de comida o bebida pidiéndole que tenga por bien que haga aquello que le es pedido por la persona que hace aquel sacrificio, echando juntamente con esto çiertas suertes que también aconstumbran con unos huesos o quentas que para esto tienen.

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/43/ De respecto los quales catolonas o sacerdotes llevan cierta paga por hacer este sacrificio. Tienen así mismo otros munchos dioses que dicen les sirven para otra cosa particular, los quales dicen que sus antepasados ynventaron y hicieron diciendo tener dellos neceçidad como es el dios que llaman Lacanbaco al qual tienen por dios de loss frutos de la tierra y hacen para quando esto lo han menester un convite y borrachera en las sementeras en una ramada que allí hacen para este efecto; en la qual ponen una manera de altar y en él ponen una estatua de palo que dicen que es el dioss Lacanbaco con los dientes y ojos de oro y la natura do- rada y del tamaño que quieren se sea la espiga de sus arroces. Y tiene el cuerpo todo hueco y allí a la redonda se ponen a comer y banquetear los que hacen el sacrificio y lo mandan hacer que los que lo hacen son los sacerdoctes que hemos dicho los quales meten al dios Lacanbaco de aquello que allí comen en la boca y le dan a beber de la bebida que tienen y diciendo algunas palabras superstiçiosas tienen por cierto que les ha de dar muy buenos y cumplidos frutos de lo que le piden. Tienen otro que dicen que es dios de los camposs y montes al qual llaman Qinonsana y al qual hacen sacrificios por los mismos sacerdotes llamados catolonas de algunas comidas y dicen algunas palabras, quando esto hacen pidiéndole a este dios que quando anden en los campos y montes no les hagan mal ni daño

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/43v/ ninguno diciendo que es poderoso para hacerles mal y daño; y porque no se lo haga le hacen este sacrifiçio y convite por tenerlo grato y propicio; y a éste mismo le tienen y temen muncho. Tienen otro llamado Lacapati al qual le hacen los mismos sacrifiçios de comida y palabras pidiéndole agua para sus sementeras y para que les dé pescado quando van a pescar a la mar diciendo que si esto no hacen que no han de tener agua para sus sementeras ni menos quando vayas a pescar han de tomar pescado ninguno. Tienen otro a quien llaman Sayc este tienen por dios de la mar al qual hacen también sacrificio de banquetes y comida por los mismos sacerdotes pidiéndole que quando fueren navegando por la mar, les libre de tormentas y borrascas, que les dé buenos tiempos y sosegados vientos teniendo que para todo esto es poderoso. Tienen también a la luna por dios a la qual adoran y reverençian todas las veces que es nueva, pidiéndole que les d vida y riquezas porque creen y tienen por cierto que se las puede dar muy cumplidamente y alargarles la vida. Tienen también a sus abuelos por dioses diciendo que están en el aire mirando siempre por ellos y que las enfermedades que tienen se las dan o se las quitan sus abuelos y así les hacen munchos banquetes y borracheras por

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/44/ los mismos saçerdotes. Quando están enfermos y habiendo rogado el saçerdote por la salud del enfermo estando munchos presentes a esto toma el mismo sacerdote un buyo que es cierta comida de una bellota que hay en las Philipinas y una hoja arrevuelta en la bellota que de ordinario la andan mascando todos los de estas yslas porque es buena para el estómago y dentadura y untan con aquello mascado a todos los que se hallan presentes a este sacrifiçio para que no les dé aquella enfermedad que el enfermo tiene y con esto tienen que sus abuelos les da salud en sus enfermedades. Tienen otros ritos y agüeros como es si sueñan algún sueño que no les venga a propósito de lo que quieren hacer quando quieren yr fuera de sus casas a alguna parte o estornudan o oyen cantar un pajarón, a quien ellos llaman bactala, o atravesar por delante dellos algún ratón u otra sabandija quando quieren yr camino o estando en sus casas para yr a ellos, se vuelven y en tres días no tornan a yr a aquella parte o camino que querían hacer y pasados vuelven a hacer su camino; y si acaso alguna cosa de éstas que hemos dicho les sucede en el camino o en qualquiera parte de él dan la vuelta a sus casas entendiendo que no les ha de suceder bien aquello que van a hacer. Y si van a la guerra hacen lo mismo que hemos dicho de los bisayas y lo propio es en el juramento que hacen y dicen en las mismas palabras que dijimos en lo

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/44v/ de los bisayas aunque demás dellas tienen los moros unos ydolillos pequeños que tienen en la mano quando hacen el juramento el qual es de barro o metal y muy feo quitado algún miembro de él llámanle a éste çumpa en el qual juran diciendo estas palabras más que las que hemos dicho: yo me torne como este çumpa si no es verdad lo que aquí digo, teniendo por creído que si dicen mentira ha de çuçeder luego lo que dicen que les venga por el juramento. Fuera de este juramento quando quieren averiguar la verdad entre ellos que sea muy cierta lo que dicen hacen esto: que se van a un río y allí en lo hondo del agua toman cada uno una asta de palo en las manos y déjanse yr debajo del agua diciendo que el que más espaçio de tiempo estuviere debajo dellas sin resollar, aquél dice verdad y así a un tiempo se dejan yr y meten debajo del agua y el que está más ése dicen que dice verdad y alcança justicia y el otro se da y queda por condenado de lo que le piden o pide y ésta es la más evidente prueba de decir verdad que hay entre ellos. No tienen rey entre ellos ni persona diputadas para que administre justicia ni cosas de república sino que en esto hacen lo mismo que los bisayas, que los que son prinçipales hacen lo que quieren quitando y dando las haciendas a quien mejor les parece por muy poca ocación aunque es verdad que son los moros más 

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/45/ llegados a razón y tienen más conçierto y puliçía en sus cosas y mejor modo de vivir; y en todas las cosas de razón les hacen ventaja, tienen mejores casas y edificios y con más concierto aunque también están en lugares cenagosos y orillas de ríos. Andan los moros vestidos de ropa de algodón y no desnudos como los bisayas, sus vestidos son unas chamaretas o saltaembarcas escotadas y sin arellos y con sus mangas y sus saragueles bien hechos aunque también traen de la cintura abajo unas mantas muy bien puestas con que traen las carnes tapadas hasta la rodilla, porque de allí para abajo traen las piernas de fuera poniéndose de las pantorrillas hasta las rodillas munchas como cadenetas menudas hechas de açófar que ellos llaman bitiques; y esto lo traen los hombres tan solamente teniéndolo por muncha gala. Traen así mismo munchas cadenas de oro al cuello mayormente si son principales porque esto es de lo que más se precian y hay algunos que traen de estas cadenas más de diez y doce de ellas. En la cabeça traen unas toquillas puestas que no son anchas ni largas que no dan más que una vuelta en la cabeça y con un nudo en ellas. No tienen el cabello largo porque se lo cortan como en España se aconstumbra. No traen barba ninguna ni se la dejan crecer aunque son todos en general más barbados y la que les sale se la pelan muy de propósito y los bisayas hacen lo mismo, los moros traen tan solamente bigotes que

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/45v/ esto no se pelan y los dejan crecer todo lo que pueden; los bisayas en ninguna manera. No aconstumbran traer calçado ninguno ni traen las orejas abiertas los hombres como hacen loss bisayas; las mujeres sí en ellas munchas joyas de oro porque son más ricas que no las bisayas. Y también usan hombres y mujeres traer munchas manillas y ajorcas de oro en los braços, en las piernas no las aconstumbran; y las mujeres traen también al cuello las mismas cadenas de oro que traen los hombres. Los moros no se pintan ninguna cosa de su cuerpo. En la lengua hay alguna diferençia aunque todos se entiendan muy bien porque es como castellana y portuguesa y aún más semejable. Son muy amigos de mercar y vender y de tener contrataciones unos con otros y así son grandes mercadelejos y buscavidas y muy sutiles en su manera de tratar y son grandes amigos de buscar y ganar dinero y lo procuran haber por todas las vías que pueden, para ganarlo son amigos de servir a los españoles y así sirven por meses. Cuentan el año por lunas y es de una cosecha a otra tienen çiertos cara[c]t[er]es que les sirven de letras con los quales escriben lo que quieren. Son de muy diferente hechura de los demás que sabemos hasta hoy. Las mujeres comúnmente saben escrebir con ellos y quando escriben es sobre ciertas tablillas hechas de cañas de las que hay en aquellas yslas encima de la corteza. El uso de la tal tablilla que es de ancho quatro dedos no escriben con tinta sino

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/46/ con unos punçones con que rompen la tez y corteza de la caña y con tener letras no tienen libros ni historias ni escriben cosa que sea de tomo sino solamente cartas y recaudos unos a otros; y para esto solamente se sirven de estas letras las quales son solamente diez y siete. Es cada letra una sílaba y con çiertos puntillos que les ponen a un lado o a otro de la letra o a la parte de arriba o a la de abajo hacen diçión y escriben y dicen con esto lo que quieren; y es muy fácil de deprender porque viendo se dará ello alguna persona en poco más de dos meses se deprende. No son muy prestos en el escrebir porque lo hacen muy despacio y lo mismo es en el leer que es como quando deletrean los muchachos en la escuela. Sus pueblos también los asientan y pueblan en partes cenegosas y donde hay agua en ríos como los bisayas porque se aconstumbran bañar de la misma manera dos o tres veces al día. Tienen en ellos más conçierto y puliçía así en los edifiçios como en lo demás que los bisayas, aunque también hay árboles y palmas de cocos en las calles. Hay en los moros los mismos oficiales de carpinteros, herreros y plateros y más oficiales de hacer y fundir artillería de bronce, que también la usan y tenían al tiempo que los españoles entraron en las Philipinas donde ellos estaban. Ahora no la tienen porque se la han quitado los españoles, era toda pequeña por que lo más que tenían era algunos falcones y muncha versería pieças grandes no las tenían ni

 

/46v/ hacían aunque ahora las saben muy bien hacer y fundir. No comen carne de puerco como hemos dicho porque esto se les pegó de los moros mahometanos de Borney que venían a tratar con ellos con otras cosas de la secta de Mahoma que les enseñaban. Comen carne de cabra, búfano y gallinas y patos que todo esto crían y tienen. Los bisayas no comen la carne de cabra; y los unos y los otros no comen quesso ni leche porque lo tienen por cosa muy asquerosa. Hacen munchas borracheras de ordinario porque ésta es su prinçipal fiesta y el hacer pelear los gallos como dijimos en lo de los bisayas. El vino que beben es el que sacan y hacen de las palmas de cocos, luego que lo cogen fresco de las palmas que es dulce y como mosto de uvas llámanle en su lengua tupa. El vestido de las mujeres no es tan galano ni pulido como el de las bisayas porque se ponen unas mantas de algodón o de taffetán revueltas al cuerpo con muy poca puliçía. Los jubones y corpezuelos que traen son de la misma ffaycion que dijimos ser los de las bisayas; y también traen el vestido a raíz de las carnes pareciéndoseles por la cintura y pechos porque no usan camisas ningunas ni calçado. Las que son principales aconstumbran quando van ffuera de sus casas que sus essclavos las lleven en los hombros y de esta manera van por todas las calles, llevan todas encima del vestido unas mantas pequeñas que les llegan a la çintura poco más, son de algodón y de colores y algunos hay de tafetán raso y damasco de lo 

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/47/ que viene de la China. En lo de los casamientoss hacen lo mismo que los bisayas y ni más ni menos en lo de los esclavos y en el hacer amistades con sus enemigos y con los que vienen a sus pueblos. También aconstumbran a traer la dentadura negra o morada y para ello hacen lo que dijimos que hacen los bisayas porque lo tienen por gala. No tienen género de música sino tan solamente las guitarras que dijimos que tienen los bisayas en las quales tañen con más primor que los bisayas y especialmente las tañen mujeres y se entiende por el son que con ellas hacen como si estuviesen hablando; y así munchas veces está una en su casa y algún enamorado suyo en otra casa allí cerca donde se puedan oír las guitarras tañen con ellas y se están requebrando diciendo por lo que tañen lo que quieren y así se entienden y esto no lo saben hacer todos porque se deprende y enseña entre ellos de la manera que en España la serigonza de los ciegos. Quando se muere alguno hacían un ataúd de madera en que lo meten y lavábanle el cuerpo y poníanle algunos yngüentos olorosos con que se untan poniéndolos en el ataúd algunas mantas y no otra cosa. Y entierran el ataúd debajo de tierra, no meten oro ninguno ni joyas como los bisayas consigo. Y después los moros que quedan vivos, deudos del difunto, ayunan un año arreo sin comer más que yerbas o frutas silvestres y plantanos y no otra cosa y a esto llaman ellos magarahe; también lo hacen los bisayas mas no lo hacen tanto tiempo. El moro que muere pónenle dentro de la sepultura un esclavo

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/47v/ suyo al qual meten vivo debajo del ataúd a la parte que está la cabeça del difunto para que en el otro mundo le sirva. En el heredar las haciendas de sus padres tienen parte todos los hijos aunque sean bastardos o adúlteros aunque no en tanta cantidad e parte como los ligítimos. Cásanse con todos sus parientes excepto con hermanos. No aconstumbran a dormir en camas porque en esto hacen lo mismo que hemos dicho de los bisayas. Tienen también por afrenta las que no son casadas de parir y matan las criaturas como las bisayas, aunque las que son casadas no se afrentan de parir munchas veces antes lo tienen por bueno y así no procuran mal parir ni matar las criaturas como dijimos que hacían las bisayas casadas. Son generalmente todas muy viciosas en la carnalidad y muy ynterésales y hacen lo demás que las bisayas. Puédense casar con las mujeres que quisieren estando vivas y hacer las mismas cosas que dijimos hacen las bisayas. En este particular guardan la misma orden quando se casan. Tienen también munchas suertes de navíos y con muy differentes nombres que les sirven así para sus contrataciones como para las guerras y son casi de la misma suerte que los que tienen los bisayas aunque no tan buenos ni pulidos. Aconstumbras las mujeres traer en la cabeça sobre el cabello que lo traen suelto unas como diademas hechas de oro y esto los que son principales porque las que no lo son las traen de concha de tortuga, son muy galanas. Tienen también entre sí estos 

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/48/ moros munchas guerras y diferencias con los pueblos sus comarcanos y con otros en los quales hacen las mismas cosas que hemos dicho de los bisayas. Y usan e traen las mismas armas y los más principales hacen todo lo que quieren sin haber quién les vaya a la mano en nada. Esto es lo que aconstumbran los moros y bisayas de las yslas Philipinas y lo que de ellos hasta ahora hemos sabido.

 

English Translation

Customs and Traditions of the Moros1 in the Philippine Islands of the West

The people known as Moros in the Islands of the West are so called not because they are Moors, or because they observe the rites and ceremonies of Muhammad, because they do not, nor is there anything Moorish about them besides their name. But because after we Spaniards arrived, we thought that

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[42r] they were Moors and that they followed some of the rites of Muhammad; they were found to possess numerous indications of it because the natives of the island of Borneo came to these islands to trade. These people of Borneo are Moors like the Berbers and follow the law of Muhammad, which they began teaching the people of the Philippines, including circumcision and refraining from pork, as well as other superficial points of the law of Muhammad, and this is how they acquired the name Moro. Actually, they are Gentiles and have almost the same customs and mores as the Visayans, although in the matter of creation of the world and of man, they interpret it differently from the Visayans because they have greater light of reason and their mental capacities are quicker and sharper. Therefore, greater order and harmony govern their affairs than do those of the Visayans, as can be seen by everything we shall say that occurs in the following way. The Moros of the Philippines believe that the earth, the sky and all other things that in them are were created and made by only one god, whom they refer to in their tongue as bathala na may kapangyarihan sa lahat, which means “God the creator and preserver of all things.” They also call him by another name, May-Ari. They say that this their god was in the air before there was a sky or earth or anything else, and that he was ab eterno, not made or cre- ated from anyone or by anyone, and that he alone made and created everything we have named by his own will alone, desiring to make something as beautiful as the sky and the

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[42v] earth, and that he made and created from the earth a man and a woman from whom all men and generations in the world descend. They also say that when their ancestors learned of this god, whom they consider the highest, it was through prophets whose names they no longer know, because, lacking scriptures where they could read the names of these prophets, they have forgotten them. But what they do know of them is that in their language they are called tagapaghayag ng banal na kasulatan ng dios,6 which means “revealers of the scriptures of god,” from whom they learned about this god. They [the prophets] told them what we have already described regard- ing the creation of the world, people and everything else. They worship and revere this god according to their understanding. And in certain meetings held in their homes—they lack temples for this purpose nor is it their tradition to have any—they hold feasts and revels in which they eat and drink very splen- didly. Also present are certain people they call katalungan in their language, who are like priests; some of them are men and some are women. They report- edly recite certain prayers or secret words while making an offering of food or beverage, asking the chief god to grant the boon asked of him by the person who is offering the sacrifice, at the same time casting certain lots that they also frequently use; these are generally bones or beads

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[43r]. The katalungan, or priests, are compensated for offering this sacrifice. They have many other gods whom they say serve other specific purposes; they say their ancestors invented and created these gods because they needed them. One of these is the god they call Lakanbakor,9 whom they believe is the god of the fruits of the earth. And when they have need of him they hold a ban- quet and revel in the fields under a canopy that they construct there for this purpose and where they erect a kind of altar. On this altar they place a wooden statue whom they say is the god Lakanbakor; he has gold teeth and eyes and gilded genitalia, the size of which is as big as they want their spikes of rice to be. And its body is completely hollow. And those making the sacrifice form a ring and eat and feast. And they have the priests we have mentioned place some of the food they are to eat in the mouth of the god Lakanbakor; they also give him some of the beverage they are to drink. And they are convinced that by reciting some superstitious words he will give them the very good and abundant fruits asked of him. They have another god whom they say is the god of the fields and the jungle, whom they call Uwinan Sana, to whom sacrifices of food are made by the same priests called katulungan, and they utter some words as they do so, beseeching him to do them no harm or injury while they are in their fields or the jungle; 

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[43v] they say he has power to do them evil and injury. And so that he will do them no harm, they perform this sacrifice and hold this banquet for him in order to keep him satisfied and benevolent, and this is why they do this, and they fear him greatly. They have another god called Lakanpati, to whom they make the same sacrifices of food and utter the same words, asking that he provide them with water for their crops and fish when they go fishing in the sea, saying that were they not to do this they would not have water for their crops and much less would they have any fish when they go fishing. They have another god they call Haik. They consider him the god of the sea, to whom they also perform sacrifices of banquets and food, offered by the same priests, asking him to protect them from tempests and storms when traveling by sea, and to grant them good weather and favorable calm winds. They believe he has the power to do this.They also consider the moon a god, which they worship and revere when- ever it is new, asking it for life and riches because they believe and are convinced it can give it to them abundantly, as well as long life.They also consider their ancestors to be gods, saying they inhabit the air from whence they watch over them and that the illnesses they have are given or taken away by their ancestors, for which reason they hold numerous banquets and revels 

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[44r] with the same priests when they are sick. And after the priest has begged them to restore the health of the sick person, there being many present for this, the priest takes a betel quid, which is a certain compound made from a nut found in the Philippines and a leaf wrapped around that nut, which all the people on these islands have the custom of chewing because it is good for the stomach and the teeth. And they smear this masticated substance on everyone who is present at this sacrifice so they will not fall ill like the sick person, and by this they believe their ancestors will grant them health in their illnesses.

They have other rituals and omens, such as if they have a dream that conflicts with what they plan on doing when leaving their houses for some destination, or if they sneeze or hear the song of a large bird they call Bathala, or if a mouse or other vermin crosses their path as they are leaving their houses, they go back inside and will not go to that place or take that road for three days, after which they will proceed. And if any of these things we have described befall them as they begin their journey or during any part of it, they return to their houses, believing that nothing good would come from whatever they were going to do. And if they go to war they do the same thing we have described

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[44v] regarding the Visayans, and in taking an oath they say the same words as the Visayans, although in addition the Moros hold small idols in their hands while making an oath made of clay or metal and which are quite ugly because one of its limbs has been removed. They call this idol sumpa, by whom they swear with the words we have described, adding: “May I become like this sumpa if what I see is not true,” believing that if they tell a lie, what they say in their oath will happen to them. Besides this oath, when they want to determine with complete certainty who is telling the truth in a dispute, they do the following: they go to a river, and at the deepest section each person grasps a wood shaft and pushes himself under the water; they say that the one who can stay under the longest without breathing is telling the truth. And so they submerge themselves simultaneously under the water, and they say that the one who stays underneath the longest is telling the truth and is given justice while the other concedes and is condemned regarding what he is seeking or what is being sought of him. And this is their surest proof for telling the truth among them. They have no king or people who are commissioned to administer justice, nor institutions of a republic; in this they are rather like the Visayans: those who are chiefs do as they please, confiscating and granting property to whomsoever they see fit with little justification, although it is true that the Moros

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[45r] are more amenable to reason and are more orderly and organized in their affairs and have the advantage over the Visayans in their way of life and in matters of reason. They have better houses and buildings, which are more orderly, although they are situated in swamps or along the banks of rivers. The clothing of the Moros is made of cotton cloth; they do not go around naked like the Visayans. Their clothes consist of tunics or low-cut jackets with sleeves but no collars, and well-made baggy trousers, although sometimes below the waist they were a very attractive cloth that covers their skin down to their knees; from there down they go barelegged. From their calves to their knees they wear many things that look like fine tin mesh which they call bitik; these are worn exclusively by the men, who regard them as very elegant. They also wear numerous golden chains around their necks, especially the chiefs; indeed, these are what they value most, and some people wear more than ten or twelve of them. They wear a headdress that is neither wide nor long and which they wrap just once around their heads and fasten with a knot. They do not wear their hair long—they cut it as is done in Spain. They do not usually wear beards or ever let one grow, though most men could, and what grows is carefully shaved off. And the Visayans do likewise. The Moros have mustaches only, which they do not shave, letting them grow as long as possible. 

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[45v] The [Moros] never wear shoes of any kind, nor do the men pierce their ears as do Visayan men, but the women do, wearing much gold jewelry in their ears, because they are wealthier than the Visayan women. Men and women also frequently wear many gold bracelets and armlets30 on their arms, but not on their legs. And the women also wear the same kind of golden chains around their necks that men do. The Moros do not tattoo any part of their body. There is some difference in their languages, although everyone understands each other very well; their languages are like Castilian and Portuguese, or even more similar. They are very fond of trading, selling and making deals with each other; they are great merchants and very ambitious and very skilled bargainers. They are quite fond of seeking out and making money and attempt every way possible of earning it. They like to serve Spaniards and thus serve them for months. They count the year by moons and from one harvest to another. They have certain characters that function as letters with which they write what they want. These are very different in appearance from any others we have seen. It is common for women to know how to write with them, and when they write they do it on a sort of tablet made from the bark of the kind of bamboo that is found on those islands. In using these tablets, which are four fingers wide, they do not write with ink

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[46r] but rather with burins that break the skin and bark of the bamboo. And though they have letters, they have no books or histories, nor do they write anything of length; they only write letters and mes- sages to each another, and this is the only use they make of these characters, of which there are only seventeen. Each letter is a syllable and with certain points placed to one side or the other of a letter, or above or below it, they rep- resent words and write and say with these whatever they wish. It is very easy to learn and anybody with a desire to apply himself can learn it in just over two months. They are not very fast writers; indeed they write very slowly. And the same goes for reading, which is like when children sound out their letters in school. They also establish and settle their towns in swampy land and near water and rivers, the same as the Visayans, because it is their custom to bathe twice a day, just as the latter do. Their towns are more ordered and organized than those of the Visayans as far as their buildings are concerned, as well in other things, even though there are trees and coconut palms in the middle of their streets. The Moros have the very same artisans—carpenters, blacksmiths, silversmiths and others—necessary for manufacturing bronze cannons, which they also use and already possessed at the time the Spaniards arrived in the Philippines, but which they no longer have because the Spaniards have taken them away. They were all small, the biggest being falconets and numerous small versos; they had no large pieces

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[46v] nor did they make them, although now they know very well how to make and cast them. They do not eat pork, as we have said, because they picked this up from the Muhammadans of Brunei who came to trade with them, along with other things they learned from the sect of Muhammad they taught them. They eat the flesh of goats, buffaloes, chickens and ducks, all of which they breed and have. The Visayans do not eat goat meat, and neither group eats cheese or milk because they consider it repugnant. They frequently have revels, this being their chief entertainment aside from cockfighting, as we have said regarding the Visayans. The wine they drink is taken and made from the coconut palm, fresh from the palms immediately after it is harvested; it is sweet like grape juice, which they call in their tongue tuba. The clothing of the women is not as elegant or refined as that of the Visayan women; they wrap a cotton or taffeta cloth around their bodies with very little style. The jackets and bodices41 they wear are of the same form we have described regarding the Visayans. And they also wear their clothes skin tight, revealing the shape of their waists and breasts because they do not wear che- mises or stockings. The wives of the chiefs, when going out of their houses, are customarily carried on the shoulders of their slaves and in this manner travel through the streets. All of them wear small pieces of cloth over their clothing which reach to their waists; these are made of cotton and are of a variety of colors. Others are made of satin, taffeta and damask 

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[47r] brought from China. Their marriages are identical to those of the Visayans. And the Moros are precisely the same as the Visayans in the matter of slaves, and in making friends with their enemies and with those who come to their towns. It is also their cus- tom to blacken or redden their teeth, and to this end they do the same thing we have described for the Visayans; they do it because they consider it stylish. They have no music of any kind except the kinds of guitars that we said the Visayans have, which they play more skillfully than the Visayans, especially the women; the sound they make with them is as if they were talking. And thus very often when one of them is in her43 house and one of her sweethearts is in another one close by where the guitars can both be heard, they court each other by playing them, saying what they want with their playing, and this is how they understand each other. Not everybody knows how to do this because they teach each other and learn how in much the same way as the blind do with their special language in Spain.

When someone dies they would make a wood coffin in which he is laid, and the body is washed and anointed with fragrant ointments. Some cotton cloths, and nothing else, are placed in the coffin, which is buried in the earth. They do not put any gold or jewelry in it the way the Visayans do. Afterwards, the relatives of the deceased fast for one whole year, eating nothing but herbs and wild fruit and bananas; this is called magarahe. The Visayans do likewise, but not for such a long time.

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[47v] A slave of a Moor who dies is placed in the grave with him; he is buried alive under the coffin near the head of the deceased so that he can serve him in the next world. When it comes to inheriting their parents’ property, all children have a share, even if they are bastards or the product of adultery, although not in the same quantity or share as legitimate children. They marry all their relatives except their siblings. It is not their custom to sleep in beds; in this regard they do the same as we have said concerning the Visayans. Furthermore, unmarried women consider it disgraceful to give birth, and they kill their young, as do the Visayans, although married women do not consider it a disgrace to give birth many times; on the contrary, they consider it good, and thus they do not seek to abort or to kill their young as we have said married Visayan women do. In general the women are very wanton and greedy in matters of the flesh and do it more than Visayan women. The men can marry however many women they want while the latter are alive, and they can do the same things as we have said the Visayans do; in this particular they observe the same order when they marry. They also have numerous kinds of ships with many different names that they use for trading and war; these are very similar to those of the Visayans, although not as good or well-built. Women customarily wear gold headbands on their heads over their hair, which they wear loose; this is if they are wives of chiefs. The others wear dia- dems made of tortoise or conch shells. These are most elegant. These Moros

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[48r] also have many wars and disputes amongst themselves and with neighboring towns and others; in this they do the same things we have described the Visayans as doing. They bear and use the same weapons. Their chiefs do whatever they want with no one staying their hand, no matter what the circumstances. These are the customs among the Moros and Visayans of the Philippine Islands about which we have learned to date.

George Bryan Souza and Jeffrey Scott. The Boxer Codex: Transcription and Translation. 2016.

Luis Barandica Martínez. El Códice Boxer. Edición moderna de un manuscrito del siglo XVI. 2019. 

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